jueves, 31 de mayo de 2012

EL ENIGMA DE LA PIEDRA PETRADOX




En 1998 el ingeniero electrónico John J. Williams, mientras realizaba una excursión por una zona desértica de Estados Unidos cuya ubicación exacta no ha querido revelar, descubrió un extraño objeto literalmente incrustado en una roca cuya antigüedad fue datada posteriormente, al parecer, en 100.000 años y que tenía todo el aspecto de un conector eléctrico. De ser todo esto cierto y auténtico el hallazgo estaríamos ante un OOPART (objeto fuera de su tiempo) en toda regla que vendría a sumarse a los muchos que hoy en día hace que quizás debamos replantearnos nuestra protohistoria tal y como nos la han explicado.

Desde la publicación de su descubrimiento, el objeto ha estado rodeado de polémica no sólo por el alto índice de extrañeza del mismo sino por las circunstancias de su descubrimiento, no del todo aclarados, así como por el hecho de que su descubridor lo haya puesto a la venta por un precio de 500.000 dólares.

Williams no ha querido aclarar dónde encontró tan anómalo objeto, afirmando que en la zona deben existir otros muchos objetos como éste y desea protegerlos tanto de las autoridades académicas (con el fin de evitar un posible encubrimiento) como del expolio de personas sin escrúpulos. Williams afirmó que sólo informará sobre el lugar exacto del hallazgo una vez que el estamento científico reconozca la autenticidad de la pieza.

Ciertamente y de un mero reconocimiento visual, se desprende un gran parecido de esta extraña pieza con un moderno enchufe eléctrico. La roca que lo contiene es sólida, de granito, cuarzo y feldespato, con trazas de mica. No es una concreción, sino una roca sólida y no contiene resinas, cemento, mortero o cualquier otro elemento aglutinante. Su tamaño es de 61 milímetros de largo, 38 mm de ancho y 22 mm de alto. Las tres pequeñas “patas” tienen aspecto metálico y miden 3 milímetros de largo y se encuentran incrustadas sobre una superficie o cara esférica de 8 milímetros de diámetro de composición desconocida, distinta de la composición de la roca y que recuerda a algún tipo de cerámica. Las “patas” en cuestión tienen un grosor de 1mm y la separación entre ellas es de 2,5 mm; sus extremos están como desgastados lo cual pudiera indicar que su longitud original fuera mayor que la actual. El peso de la roca se de 2,5 onzas. Es curioso observar que si bien no hay indicios aparentes de la existencia de un cuarto “pin” si se observa que la base esta ligeramente agrietada lo que pudiera indicar que la roca recibió un fuerte golpe. No existen trazas de ningún tipo de cemento o pegamento cerca del objeto que pudiera hacer suponer que éste hubiera sido pegado a la roca posteriormente.


Williams no ha permitido que la roca sea troceada para su posterior análisis ni ha permitido que sea analizada mediante rayos X toda vez que esto habría implicado desprenderse de la roca y su gran temor es que ésta, finalmente, desaparezca, como ha pasado con otros OOPARTS similares.

Williams sometió el objeto a una unidad de luz ultravioleta Spec-Tec modelo HD1 de Spectrum Technologies  y pudo comprobar que había una ligera fluorescencia a lo largo del borde del componente. Del análisis efectuado se desprende que el objeto en cuestión tiene una compleja estructura introducida en la roca y es de forma redondeada. No se han hallado medidas anormales de radioactividad ni se han observado cambios de temperatura o aspecto ni de la roca ni del componente incrustado en la misma.

Según ha declarado Williams, consultó a un ingeniero y a un geólogo que examinaron la piedra y éste último la dató en alrededor de 100.000 años lo que convertiría este hallazgo en un autentico OOPART (sin embargo, no se explica el método utilizado para dicha datación ni si fue sometida a algún tipo de análisis contradictorio). En una primera observación se comprobó que no había trazas de que el objeto en cuestión hubiera sido introducido o pegado a la roca por lo que se concluyó que el mismo ya debía existir cuando se concretó la formación rocosa. 

En cuanto a las circunstancias exactas del descubrimiento, John Williams se limitó a afirmar que encontró la roca en una zona rural semidesértica a unos 25 metros de un camino de tierra, lejos de zonas urbanas o industriales, aeropuertos, fábricas o centrales eléctricas o nucleares  en donde pudiera ser común el uso de enchufes eléctricos.

El hallazgo fue fruto de la casualidad ya que Williams se hallaba caminado en pantalón corto cuando rozó con unos arbustos que le provocaron picor en las piernas. Fue al agacharse para apaciguar el picor que pudo observar, justo al lado del talón de su bota una pequeña roca de la que parecía surgir unas puntas de aspecto metálico de algo que estaba incrustado en la piedra. Williams dijo que posiblemente, al caminar,  había golpeado la roca con su bota sin darse cuenta y que ello había provocado que fuera desenterrada ya que supone que estaba enterrada a una profundidad de no mas de 5 cm., entre los arbustos que involuntariamente había rozado.

Williams recogió la piedra y procedió a limpiarla cuidadosamente del barro y la arcilla que lo cubrían hasta dejar bien visible el aparente “conector”.


Durante años guardo su hallazgo en el secreto más absoluto, temeroso, según él mismo ha declarado, de la “persecución del Gobierno y los escépticos” y por el temor al ridículo y al descrédito personal. Williams afirma que su extraño hallazgo está a disposición de la comunidad científica para su análisis.


Las teorías acerca del posible origen extraterrestre de tan anómalo objeto tampoco ha ayudado a que la comunidad científica se tome en serio el hallazgo y lo haya calificado pura y simplemente de “timo”.

Ciertamente, todo el caso arroja más sombras que luces. No deja de ser sorprendente que, precisamente un ingeniero electrónico sea el descubridor de un OOPART de estas características, ni ayuda mucho tampoco el contenido de la página web que mantiene y que pueden ver en http://consumertronics.net/petradox.htm . Con toda seguridad la publicación por parte de John Williams de la ubicación exacta de su hallazgo, así como permitir que se efectúen todos los análisis necesarios para explicar la composición, posible origen y datación exacta de la roca arrojarían luz sobre el enigma y ayudarían mucho a dar credibilidad al mismo. Mientras esto no sea posible no podemos más que calificar este hallazgo de una mera anomalía… o, quizá, ni eso.

Daniel Cross
redaccion@dogmacero.org

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