viernes, 18 de abril de 2014

Terrorismo mediático



Goebbels, ministro de propaganda de Hitler, dijo que “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”, y lo cierto es que este método, llevado a cabo por los medios de comunicación de masas, ha resultado sumamente efectivo.

Los medios de comunicación globales pertenecen a un puñado de corporaciones, que trabajan asociadas para “crear” el mundo que ellos quieren que veamos y obtener así de nosotros la reacción que necesitan. Es obvio que la labor de los medios consiste en modificar la realidad, ocultar ciertas cosas, deformar otras y promocionar inmensidad de mentiras que nos venden como ciertas. Hay, además, un poder oculto mucho más sutil en los medios, los cuales trabajan directamente al servicio de la élite, y es el de la dominación de las masas, y la mejor forma de dominación es hacer que los dominados vean el mundo con los ojos de los dominadores.

El gran poder de los medios de comunicación, es que ellos constituyen un sistema de persuasión, un sistema de educación continua, que es capaz de cambiar los sistemas de valores y la apreciación del mundo de la gente. Los cambios que nos proponen tienen que ver con institucionalizar socialmente los valores del sistema que promueven, y darnos una forma de apreciar la realidad que esté determinada por esos valores. La repetición sistemática de conceptos y valores transmitidos por los medios como legítimos y valederos, va creando una “nueva realidad” que los receptores de esos medios van apreciando como la verdadera.

Es así como, a través de noticias adulteradas, mentiras y películas de Hollywood, nos meten el miedo en el cuerpo y hasta determinan quienes son nuestros “enemigos”. Para justificar nuestra defensa ante tales amenazas hacen, descaradamente, apología de acciones tan aberrantes como la tortura o los asesinatos selectivos, aquellos que se hicieran públicos en la época de George W. Bush pero que se han vuelto más sistemáticos, más públicos y justificados, en este período de Barak Obama. 

Así funcionan las cosas, en la medida que el sistema parece derrumbarse, las monstruosidades y la barbarie aumentan, y por supuesto aumenta también la necesidad de justificarlas. Se está llegando así a utilizar los medios de comunicación para transmitir sucesos y visiones cada vez más delirantes y bizarras.

Neyerik

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